Desde la primera vez que te vi, sí hubo algo que te he repetido hasta quedarme sin voz es lo mucho que te puedo odiar. Te odio por ser la persona más maravillosa del mundo. Te odio por mirarme y hacer que me ruborice como si tuviese una vez más 14 años. Te odio por decirme te quiero al oído y hacer que un escalofrío me recorra la espina dorsal. Te odio por llegar tarde aquel primer día. Te odio por hacerme comprender que marcas el tiempo de mi vida: antes y después de conocerte. Te odio por tus manías, por tus caricias. Te odio por abrazarme como si el mundo se fuese a acabar en un segundo. Te odio por todo aquello que no se puede contar. Te odio porque eres el amor de mi vida. Te odio porque haces que sin ti no sepa vivir... En definitiva, te odio muchísimo, te odio por quererte.
Menuda ironía.
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