¿Recuerdas aquella gran montaña de arena? Aquella que comenzó hace meses...
Tan bonita, tan alta, parecía que cada día era más grande y llegaría un momento en el que no se vería la cima. Si te fijas bien y solo era un ilusión óptica, ya que el viento poco a poco se iba llevando cada granito de arena y poco a poco iba desgastando su belleza que tanto impresionaba.
Ahora míralo, ya no es la misma montaña que en un principio, ya no solo se ve la cima, si no que incluso la estas pisando, porque el viento se llevó lo que quedaba... Porque el destino ha decidido el final.
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